
Por Estuardo Sororo
El compositor mexicano Hugo Morales Zendejas presenta esta tarde, en el museo El Rule, adelantos de su poemario Arco Blanco, publicado por la editorial Tornavís.
En este libro Morales Zendejas despliega su herencia con la lírica, que lo acompaña desde la cuna, ya que su abuela, la poeta mexicana Yolanda Paredes, ha sido una influencia vital para este artista, que incursiona ahora desde la poesía para abordar temáticamente una de sus constantes inquietudes como autor.
Este dandy de la condición humana y sus abismos venía regalándonos creaciones anteriores desde la música y la interdisciplina, que honran a sus antepasados y que flechan a su vez con la visión del futuro; si bien su trabajo se ha caracterizado por el buen gusto y lo cuidado de sus elecciones a la hora de decantarse por proyectos, no está nunca a salvo, desde mi punto de vista, de estancarse en la melancolía de lo utilitario de estos días, desde su regreso a México, luego de su estancia en Francia, encontrábamos a un artista disminuido y errante.
Con la publicación de este material estamos también ante el resurgimiento de uno de los artistas mexicanos actuales más completos y elegantes; ya sin miedo este poeta de la armonía moderna nos canta:
«de serte sincero, y aunque me cueste,
de romperme en lo que me vuelve inerte.»
Su voz es una flecha de ese níveo arbotante contra lo que nos aplasta, una arquitectura asimétrica de versos bien soldados.
Tuve el privilegio de verlo en el foro de El Péndulo sentado al piano para deleitarnos con su voz en la lectura de algunos de los textos del libro, que no solo incluye sonetos, sino formas poéticas como el zéjel, el madrigal y el romance.
Vale la pena comprar el libro, leerlo en voz alta, en la cama con el ser amado, este arco blanco es mujer y dispara una flecha contra la desolación y la ansiedad.



