Camel Perea lleva la trova a un territorio disruptivo, donde la estructura se fragmenta y el lenguaje se libera de las ataduras tradicionales. Su preferencia por la patafísica —esa «ciencia de las soluciones imaginarias» propuesta por Alfred Jarry— lo convierte en un trovador de lo absurdo, de lo surrealista, de lo que no puede ser dicho en términos convencionales. Su música no sólo cuenta historias, sino que crea mundos donde la lógica se desvanece para dar paso a la metáfora.




