«Camoli», una propuesta noble, arriesgada y vital

Camoli es una vacuna ideal contra el adormecimiento del establishment; una propuesta que vale la pena disfrutar en compañía de una buena copa de tinto o cerveza artesanal

Por Estuardo Sororo 

Camoli es un proyecto mexicano con diez años de diletante existencia, un espacio de improvisación musical dirigido y gestado por el compositor mexicano Hugo Morales Zendejas, que integra desde lo rítmico, melódico y armónico una propuesta arriesgada, patafísica e interesante a la música del continente.

Ha sido un proyecto incómodo para los cánones y el aburguesamiento del jazz en México, el tiempo le ha conferido la justicia y la dimensión que merece como propuesta estética ideal para estos procesos históricos de transformación social.

Los conocí en el 2012 en un recital en la Universidad Libre de Derecho, con un polémico recibimiento por parte de los ilustres juristas que en aquel momento no supieron comprender lo que aportaban como trío, incomprendidos, pero más respetados que en foros de la UNAM, donde fueron abucheados por las multitudes progresistas y conservadoras en aquel tiempo, se desvanecieron desalentados por la coyuntura y se separaron;  no se supo más de ellos. Hasta que en el año de la pandemia se integró el baterista Manolo Rodríguez Elorduy para darle vitalidad y nuevos bríos, con un rehabilitado Camel Perea en la producción, retomaron la energía y dieron más de 15 fechas en espacios públicos para reanimar los aires de vida y de necesidad de encuentro.

En el mejor momento de Elorduy, ahora patrocinado por la codiciada marca Bosphorus, se presenta ahora una antología de esta propuesta noble, arriesgada y vital.

Morales Zendejas, a cargo de la producción musical; Camel Perea, de la producción ejecutiva y la destacada diseñadora porteña Valeria Furman, son una vacuna ideal contra el adormecimiento del establishment. Una propuesta que vale la pena disfrutar en compañía de una buena copa de tinto o cerveza artesanal.