
Desde su inauguración el 27 de octubre de 1903, el Teatro Juárez se ha constituido como una referencia urbana que en sus primeros años respondió también a la necesidad de la burguesía porfiriana de verse y ser vista en un auto-convencimiento de prosperidad y paz social.
Texto: Instituto de Cultura de Guanajuato
El Teatro Juárez testimonia la búsqueda de los nuevos derroteros arquitectónicos y el uso de materiales “modernos”, el teatro atiende hasta ahora la noble vocación de ser escenario de las más elevadas manifestaciones artísticas y culturales, como es el caso del Festival Internacional Cervantino -que este año celebra su 50 aniversario-, ocupando un lugar preponderante entre los edificios de su género, no sólo en nuestro país, sino en América Latina.
El edificio es uno de los recintos de su género más bellos del país. Su edificación inició en el año de 1873 bajo el auspicio del General Florencio Antillón en los terrenos ocupados originalmente por el antiguo convento de San Diego de Alcalá, demolido en el año de 1861 como consecuencia de las Leyes de Reforma que entre otras cosas promovieron la desamortización de los bienes eclesiásticos.
La agresión que sufrió la ciudad con la pérdida del primitivo convento dieguino fue agravada con la desafortunada fundación del hotel Emporio, y años más tarde, parcialmente redimida cuando se decidió que en el arrasado lugar fuera construido un nuevo teatro, que a la postre se convertiría en el orgullo de los todos los guanajuatenses.
No obstante que el teatro se levantó como una significativa intrusión arquitectónica en el entramado urbano de la población, el acierto de su diseño permitió resolver con escrupulosidad la relación de su escala y proporción con el resto de los edificios colindantes, integrando un armonioso contexto arquitectónico, no obstante la diferencia de lenguaje entre las extravagancias barrocas del templo de San Diego de Alcalá en aparente antagonismo con la serena monumentalidad clasicista de que hace alarde el Teatro Juárez en su espléndido pórtico, así como en las eclécticas soluciones de sus espacios complementarios.
En la construcción de este espléndido edificio sobresalen los nombres del ingeniero Alberto Malo y de Antonio Rivas Mercado, notable arquitecto con estudios en la Sorbona y en la Escuela de Bellas Artes de Paris, a cuya autoría se deben importantes construcciones realizadas durante el porfiriato destacando, entre otras, la célebre Columna de la Independencia en la Ciudad de México.
El eclecticismo de este edificio puede entenderse a través de una afortunada yuxtaposición de estilos que van desde el depurado neoclásico de su fachada hasta la fantástica recreación mozárabe de su sala, sin dejar de lado la influencia francesa evidente en su elegante foyer que ostenta una amplia cubierta piramidal de acero y vidriería a manera de mansarda (“la ventana que se levanta por encima del tejado”).
Por tal razón, y después de haber transcurrido más de 100 años desde su fundación, el Teatro Juárez todavía hoy sorprende con su insólita combinación de materiales.
EL ECLECTISISMO
La corriente artística conocida como eclecticismo fue una etapa de transición, en la que los artistas se lanzaron a la búsqueda de nuevas propuestas a través del uso de elementos de corrientes estilísticas del pasado, siendo la originalidad de su uso e interpretación una de sus características principales. Esta corriente estilística abarca un periodo que va desde 1860 a 1920.
A diferencia del historicismo que se caracterizó por un apego estricto a las formas del pasado, el eclecticismo recurre a estas mismas formas, pero combinándolas entre sí y, en consecuencia, generando estructuras y composiciones de un novedoso discurso arquitectónico.
EL PÓRTICO DE ACCESO
En su proyecto original, el arquitecto José María Noriega concibió el edificio trazando un espléndido pórtico de estilo clasicista que metafóricamente sería el reflejo de la opulencia guanajuatense del porfiriato. Años más tarde, el proyecto fue modificado por el arquitecto Antonio Rivas Mercado quien, conservando la misma línea estilística, resuelve el acceso a través de un pórtico compuesto por 12 columnas dóricas de fuste estriado y capitel en bronce decorado con liras y grutescos. Se accede a él por una escalinata flanqueada por balaustradas, y grandes faroles así como por esculturas en bronce representando a dos leones sedentes, obras del afamado escultor porfiriano Jesús Contreras.
Destaca en la composición arquitectónica un generoso entablamento cuyo friso decorado con guirnaldas y mascarones de bronce, ostenta en su parte central la leyenda “Teatro Juárez”.
Rematando el edificio se yergue una espléndida balaustrada en bronce que armónicamente alterna sendos pedestales labrados en cantería sobre los que se yerguen bellísimas esculturas de bronce con la representación de ocho de las nueve musas griegas.

LAS MUSAS GRIEGAS
Según la acepción más común en la mitología griega, las Musas son las nueve hijas de Zeus y de Mnemósine siendo además divinidades inspiradoras que presidían los diferentes tipos de poesía, las artes y las ciencias.
Las nueve musas canónicas son:
- Calíope , musa de la elocuencia, belleza y poesía épica
- Clío, musa de la Historia
- Erato, musa de la poesía lírica-amorosa
- Euterpe, musa de la música, especialmente del arte de tocar la flauta.
- Melpómene, musa de la tragedia.
- Polimnia, musa de los cantos sagrados y la poesía sacra
- Talía, musa de la comedia y de la poesía bucólica.
- Terpsícore, musa de la danza y poesía coral.
- Urania, musa de la astronomía, poesía didáctica y las ciencias exactas.
Para su representación escultórica y pictórica, el arte romano, renacentista y neoclásico otorgó diferentes atributos a cada una de las nueve musas en función de la disciplina artística o científica con la que eran asociadas.
¿Quien fue Jesús Contreras?
Destacado escultor mexicano nacido el 20 de enero de 1866 en la ciudad de Aguascalientes que desde edad muy temprana destacó por sus habilidades artísticas, lo que hizo posible que a los 17 años fuera becado para estudiar escultura en Paris. A los 22 años regresa a México contando con un gran apoyo de parte del gobierno de Porfirio Díaz, quien le encarga la realización de importantes proyectos como: la escultura de Cuauhtémoc, ubicada en el Paseo de la Reforma en la Ciudad de México; la escultura de Benito Juárez, en Chihuahua; la de Ignacio Zaragoza, en Puebla; la estatua del general Jesús González Ortega, en Zacatecas, y el monumento a la Paz, en la ciudad de Guanajuato.



Muy probablemente su obra más célebre sea la escultura conocida como “Malgré Tout” que significa “A pesar de todo” creada en el año de 1880. Jesús Contreras muere el 13 de julio de 1902 contando apenas con 36 años.
Presidiendo el cubo de escalera, se encuentra la monumental pintura de caballete cuyo tema es el escudo de armas otorgado a la población de Guanajuato por Felipe V con motivo de la cesión del rango de Muy Noble y Leal Ciudad, en cuyo campo se dispuso de la representación alegórica de la Santa Fe en alusión al nombre del Real de Minas.

Escudo de armas de Guanajuato
Otorgado por Felipe V en ocasión de la cesión del rango de Muy Noble y Leal Ciudad al antiguo Real de Minas de Santa Fe; el escudo de armas destaca por contener una representación alegórica de la Santa Fe, representada por una mujer que sostiene en sus manos un cáliz y una cruz, con los ojos vendados en alusión a que no es menester ver para creer siendo esta una de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
La figura está inscrita en un campo de oro simbolizando nobleza, magnanimidad y pureza de sentimientos además de la riqueza y abundancia de metales preciosos de la región. Destaca la integración de la corona Real de Castilla como remate del escudo cuyo significado es la grandeza. La composición se sostiene sobre una peana de la que surgen hojas de laureles que simbolizan la victoria y en la parte superior, hojas de acanto sosteniendo la corona y aludiendo a la fidelidad.
LA SALA DE ESPECTÁCULOS
Esta bellísima sala responde en su decoración a uno de los estilos historicistas denominado Neo mudéjar, mismo que en el momento de construcción del teatro fue ampliamente empleado en México con el nombre de “arte árabe”.
La masiva utilización de este estilo es evidente en cada uno de los elementos de la sala, destacando en las luminarias, la decoración de los plafones y por supuesto, en el monumental arco morisco o de herradura que abraza con singular belleza al espacio del proscenio. Mención especial merece el plafón que cubre la superficie de la sala que a manera de artesonado ostenta una profusa decoración geométrica con diseño de arabescos del que pende un enorme candil de diseño extraordinario resuelto en una estrella de seis picos, símbolo característico del pueblo judío que confirma el carácter ecléctico de este recinto.
La planta de la sala responde a la tipología conocida como “herradura”, cuyo lado recto es ocupado por el proscenio proyectando hacia atrás la superficie del escenario. La sala se estructura en varios niveles delimitados con artísticos barandales de hierro, dispuestos para cada una de las clases sociales: lunetas, tertulias y plateas ocupando la superficie de la planta baja; los palcos están organizados en tres niveles: primeros, segundos y terceros y finalmente la galería.

EL ESTILO NEOMUDÉJAR
El neomudéjar es un estilo artístico y arquitectónico que se desarrolló principalmente en la Península Ibérica a finales del siglo XIX y principios del XX enmarcado en la corriente historicista que a nivel internacional revivió estilos del pasado dando lugar al neorománico, neogótico, el neobrarroco, y en México, incluso el neoindigenista, cuya lectura es evidente en varios motivos decorativos en el Palacio de Bellas Artes.
El estilo neomudéjar se asoció especialmente a construcciones de carácter festivo y de ocio, teniendo como características más destacadas la utilización del ladrillo como elemento principal constructivo, así como el uso decorativo de motivos islámicos, como los distintivos arcos de herradura y los elaborados arabescos de lazos, rombos, y otras composiciones geométricas, incorporados como elementos de estilo hispano-musulmán en clara referencia al estilo mudéjar desarrollado en los reinos cristianos de la Península Ibérica durante los siglos XII al XVI como una yuxtaposición de las corrientes artísticas cristianas como el románico, el gótico y renacentista con las corrientes artísticas musulmanas presentes en ese lugar y época.
Fuente: Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato (cultura.guanajuato.gob.mx)



